domingo, 27 de noviembre de 2011

JOAN FONTCUBERTA ABRE “LA CÁMARA DE PANDORA”







Foto: GUILLEM VALLE

El artículo de Peio H. Riaño sobre el ensayo de Juan Fontcuberta, recoge el momento de ruptura que estamos viviendo en el universo de la imagen. Aunque muchos lo estemos percibiendo desde hace tiempo, y no pocos nostálgicos de su fotografía creativa, con derechos exclusivos y excluyentes, se resistan a reconocer, la dicotomía entre la fotografía analógica, tradicional o clásica y la era digital es evidente e irreversible. Aunque se cuestione si el nombre de las nuevas imágenes deban cobijarse bajo el mismo nombre. Los barones históricos de la fotografía obtenida por medio de una cámara, donde se introducía un rollo o carrete de celuloide, todos ellos, gozaron de su creatividad personal. Algunos tuvieron sus momentos de gloria. En blanco y negro en principio, y en color con posterioridad; manipulando a través del cocinado en su laboratorio químico la obtención de las mejores copias. Evidentemente con las nuevas tecnologías, cualquiera que tenga en sus manos una de estas nuevas herramientas, queramos o no, se ha convertido en un fotógrafo. Este nuevo formato no solamente ha popularizado la fotografía creativa, sino la documentalista y el fotoperiodismo. Podemos aceptar peyorativamente si esto nos satisface que la fotografía se ha banalizado. Pero no podemos negar que esta modalidad es más próxima, rápida y sólo es poseedor de la primicia aquel que estaba allí, en el lugar de los hechos. No el profesional ávido de la exclusiva. El análisis que hace Fontcuberta es valiente, sagaz y huye de cualquier corporativismo gremial. La fotografía analógica o antigua fotografía, toma parte de la Historia con mayúscula. Las nuevas tecnologías al servicio de las comunicaciones y las variantes audiovisuales, queramos o no, han hecho saltar por los aires los viejos oficios del periodismo gráfico y por supuesto del retratista Que más tarde se generalizaría bajo la denominación de fotógrafo. Los fotógrafos contemporáneos que se han visto obligados a su puesta al día, se pueden seguir llamando fotógrafos, pero la obtención de una imagen en el siglo XXI, nada tiene que ver con las tomadas en el siglo anterior. En esta inevitable banalización las imágenes se generan por millones. Cada persona que crea imágenes con soporte digital, las reproduce por miles. Es fácil deducir que esta situación hace disminuir el número de fotógrafos estrella. Aumentando los amateurs, es decir los amantes de la fotografía y teniendo más dificultades los profesionales, que pretendan vivir de ella. El ensayo de Fontcuberta marca una línea divisoria entre dos épocas. La fotografía clásica y la era digital. Ambas marcan y establecen acciones diferentes a emprender:

1. La fotografía antigua o analógica ha entrado en la Historia y como tal es preciso cuidar, conservar y divulgar. No solamente de los fotógrafos estrella, sino de todos los fotógrafos que escribieron la historia de España en imágenes. La España oficial y la España oculta. Sobre todo el NEORREALISMO HISPANO que yace en los baúles de muchos fotógrafos que supieron retratar lo que la cultura imperante decidía ocultar. En estas polvorientas maletas no guardan suculentos tesoros periodísticos de especulación oportunista. Sin trofeos y medallas su nombre no aparece en ningún cuadro de honor. Es de lamentar que la nula sensibilidad del Gobierno por este tema, le haya llevado a renunciar a disponer de un Museo Nacional de la Fotografía.

2. Los profesionales de las nuevas ciencias audiovisuales, un vasto compendio de nuevas tecnologías de la imagen, el sonido y las telecomunicaciones, tienen un reto histórico. O se adaptan a los nuevos tiempos o serán engullidos por la banalización. Las discusiones y discrepancia de índole cualitativa de ambos mundos, no conducen a ninguna parte. Más aún, la contaminación provocada por empeñarse en albergar universos distintos bajo una misma nomenclatura fotográfica, es un disparate que sólo sirve para confundir. Lo digital es otra cosa y protagoniza otra era.

LA CÁMARA DE PANDORA de la fotografía contenía todos los aperos de la fotografía tradicional, así como sus tabúes, exclusivas, marginaciones, comisarios, coleccionistas, derechos de autor y un sinfín de jueces implacables con la obra ajena. Pero del mismo modo que cuando en el mito griego, Pandora vencida por la curiosidad abrió la caja; saliendo todo lo bueno y lo malo, en la caja de Fontcuberta también queda la Esperanza. La Esperanza de romper el paradigma fotográfico mantenido hasta ahora. El proceso fotográfico de Louis Daguerre y Nicéphoro Niépce ya son historia. No resulta banal que Joan Fontcuberta lance esta crítica desde el interior de la retratería, del taller del fotógrafo. Todo esto dicho desde fuera del mundo fotográfico, sonaría de otro modo. Por este motivo está muy acertada la concesión del Premio Nacional de Ensayo. Pedro Taracena Gil

Público.es

La última conquista del señor de las imágenes Joan Fontcuberta recibe el Nacional de Ensayo por un libro en el que avisa de que la fotografía ya no es de los fotógrafos

PEIO H. RIAÑO Madrid 25/11/2011

¿Qué sería capaz de hacer Joan Fontcuberta en nombre de la verdad? Mentir. "Hasta los profanos pueden percibir la gran mentira de la fotografía, o su verdadera cara, esto es, la inevitable manipulación que opera en el proceso de toda imagen", escribe el fotógrafo y ensayista en su libro La cámara de Pandora (Gustavo Gili), que ayer le aupó hasta el Premio Nacional de Ensayo, entregado por el Ministerio de Cultura y dotado con 20.000 euros. El ensayo (aunque él prefiere no llamarlo así porque es algo "más vivencial que teórico") abrió, desde su aparición hace un año, una profunda herida en las bases de la fotografía tradicional, al cuestionar los derechos de autor y la idea de autoría. "Lo que no se puede es enterrar la cabeza y no atender a la situación de cambio dramático en los usos y las técnicas por los que atraviesa la fotografía", apuntaba el galardonado desde Gotemburgo (Suecia) a Público. "No podemos enterrar la cabeza y no atender a la situación de cambio por la que atraviesa la fotografía" "La fotografía ha dejado de justificarse por sus cualidades internas. Ideas como la composición y el instante decisivo han desaparecido. Pero esto los fotógrafos más recalcitrantes no terminan de aceptarlo. Es un momento muy estimulante. ¿Será fotografía lo que salga de esta crisis o habrá que llamarlo de otra manera?", se pregunta. Aparentemente, Fontcuberta (Barcelona, 1955) proponía el final de las formas institucionales de la fotografía, ante el avance del ciudadano e internauta. "La tecnología digital e internet han provocado un tsunami tal, que los valores de la foto han cambiado: la verdad y la memoria ya no justifican el tráfico de imágenes. Lo decía Jean-Luc Godard en los sesenta: la imagen es de quien la utiliza, no de quien la hace". Manual de "posfotografía" Pero junto al noble y popular ejercicio de democratización del poder de la representación, el escrito también acababa de golpe y porrazo con la fotografía política como documento. "Las fotos ya no recogen recuerdos para guardar, sino mensajes para enviar e intercambiar", explica Fontcuberta en su manual de lo que llamó "posfotografía". Sin ir más lejos, en la última edición del Festival de Arles el gran evento mundial dedicado a la fotografía preparó junto al fotógrafo Martin Parra muestra From Here On [De aquí en adelante], en la que dejaron claro que los creadores de hoy ya no miran al mundo, sino lo que han mirado los demás. ¿Quiénes eran los creadores? Aficionados que trabajaron con material robado en las redes sociales y buscadores de imágenes. Como dijo a este periódico entonces, el proyecto fue recibido con una mezcla de "entusiasmo y cabreo". Hacia la banalización Viejo conocido de los galardones (ya fue Premio Nacional en la modalidad de Fotografía, en 1998, y es Caballero de la Orden de las Artes y las Letras de Francia desde 1994), es, sin embargo, como se ha podido comprobar, uno de los críticos y profesores más incómodos. "La fotografía ha pasado a integrarse en la práctica relacional de la comunicación. Ahora la foto se justifica y se inscribe en una práctica de juego, de comunicación, de saludo...", añade para caldear el debate sobre la muerte de la fotografía como documento político. "Las fotos ya no recogen recuerdos, sino mensajes para enviar e intercambiar" "La fotografía, antes, debía solemnizar ciertos acontecimientos, hoy la democratización nos ha llevado al otro extremo, a la banalización". En ese sentido, apunta en La cámara de Pandora que la revolución tecnológica ha provocado el surgimiento de "otro modo de ver y de ser". Aunque todavía no sepamos cómo llamarlo. Y establece en el texto las diferencias entre la fotografía analógica y la digital para describir el fenómeno: la primera es una fotografía de fenómenos y la segunda de conceptos, la analógica es fiable y la digital especulativa. Si el mundo está dominado por las fotografías técnicamente mal hechas, captadas por cualquier dispositivo tecnológico, "cualquiera es bienvenido a esta fiesta", dijo Parr sobre la exposición en Arles. "Hay tantos millones de fotos circulando por la red, que no hace falta hacer ni una fotografía más. El siguiente paso que hay que tomar es dilucidar cuáles son las que faltan. Esa sobreabundancia no significa la negación de seguir tomando fotografías, sino de agudizar la criba para saber cuáles son las fotos que todavía no tenemos", señala Fontcuberta a este periódico.

miércoles, 26 de octubre de 2011

RAFAEL SANZ LOBATO PREMIO NACIONAL DE FOTOGRAFÍA

BERCIANOS DE ALISTE













A RAPA DAS VESTAS LA ESTRADA







Por expresa voluntad del fotógrafo Rafael Sanz Lobato, PREMIO NACIONAL DE FOTOGRAFÍA, 19 imágenes colgadas en este espacio, han sido suprimidas.
El responsable del Blog NEORREALISMO HISPANO, lamenta que esta decisión del insigne fotógrafo, prive a los internautas de una muestra insignificante de su vasta obra.
Al fin se ha hecho justicia con el NEORREALISMO HISPANO, en la persona del fotógrafo

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domingo, 7 de agosto de 2011

FOTÓGRAFOS MALDITOS


Vicente Nieto Canedo

Guillermo Zúñiga. Cuenca 1909 - Madrid 2005

Vicente Nieto. Ponferrada 1913

Por Pedro Taracena

La obra de ambos fotógrafos ha irrumpido en 2011, gracias al Ministerio de Cultura y sobre todo a la labor de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas bajo el apoyo de su titular, Rogelio Blanco Martínez. Constatando que había otros Capa y otros Centelles durante la guerra en España y en la post-guerra, sobre todo en Francia. Es evidente que la dictadura y sus herederos han postergado concienzudamente a todo autor de cualquier naturaleza; atribuyéndoles la posibilidad de delatar el genocidio encubierto durante 75 años.

En los años del franquismo, los fotógrafos de provincias retrataron los pueblos y sus gentes a modo de francotiradores. Eran los maquis de la imagen furtiva sin conocimiento de ello. Inconscientes de que estaban registrando la España que oficialmente se ocultaba. Se convirtieron en fotógrafos malditos, puesto que maltita era la causa que retrataban. Fueron los retratistas que hicieron las primeras fotos para el Documento Nacional de Identidad, allá por los años cuarenta; colocando detrás de los retratados una sábana blanca a modo de fondo. El trabajo de estos retratistas se viene recogiendo discretamente en las diputaciones provinciales como libros de autor: Bernardo Alonso Villarejo. Bembibre (León) 1906-1998), Tomás Camarillo. Guadalajara 1879-1954 y como sucede con el resto de la fotografía española, no hay ningún interés en disponer de un censo nacional. Aunque es de justicia manifestar que, en Catalunya se ha cuidado con mayor celo, el conocimiento y divulgación de sus fotógrafos. Otros retratistas se mantuvieron como los fotógrafos de cámara del franquismo, sin problemas con la cultura oficial. El resto de la actividad fotográfica en España, se desarrolla a través de las asociaciones que habían comenzado su andadura a principios del siglo XX. Ejemplo de ellas, la más que centenaria Real Sociedad Fotográfica de Madrid (RSF). Y siguiendo con iniciativas provinciales como la Agrupación Fotográfica de Guadalajara (AFG), ejemplo de asociación albergada bajo los auspicios de instituciones del Movimiento Nacional, como la Obra Sindical, Educación y Descanso y otras variantes. Unas y otras hacían de filtro para que nada eludiera el control de la cultura imperante. De esta conducta exclusiva y excluyente se desprende, que hubo una auténtica pléyade de fotógrafos que fueron marginados por causas ajena a la fotografía. Los presidentes de las sociedades fotográficas, ejercieron hasta bien entrada la democracia como auténticos caciques. Consultando las hemerotecas y sobre todo la revista Arte Fotográfico, dirigida por Ignacio Barceló, se constata que todas ellas mantenían una especie de federación informal, que servía para autocomplacerse, automotivarse y autoagasajarse. Estos mandos se rodearon de fotógrafos que siempre eran los elegidos, cuando eran requeridos por alguna instancia exterior a la sociedad: concursos nacionales e internacionales, o muestras y eventos fotográficos de cualquier índole. Sólo cuando el acceso del fotógrafo era directo a los jurados de turno, tenían la oportunidad de que su obra fuera valorada y divulgada. Esta conducta marcó la versión oficial de los fotógrafos que debían considerarse como los más representativos. Es preciso aclarar en honor a la realidad histórica, que en Catalunya este control franquista no existió. Aunque nadie podía eludir la férrea censura, no dejaron a ninguno de sus fotógrafos en la cuneta. A cualquier observador no se le escapa que en Catalunya se tomó conciencia de que habían perdido la guerra, y que en lo cultural no quisieron ejercer de franquistas contra sus propios fotógrafos. Mientras en Madrid estaba bien visto que un presidente de una asociación fuera adicto al régimen, Catalunya mantuvo su discreta independencia. Pero lo más grave de este comportamiento es que se prolongó hasta nuestros días; trayendo nefastas consecuencias para la Historia de la Fotografía en España, manteniendo el cliché oficial que aún perdura. La primera década del siglo XX es un buen momento para que el Ministerio de Cultura se haya propuesto crear un Museo Nacional de la Fotografía, que conjuntamente con la Memoria Histórica, se consiga recuperar creativos de la imagen analógica; parcela separada del tratamiento que de la imagen se hace a partir de la obtención digital. No obstante para cumplir este objetivo acechan dos peligros: ¿Dónde está la obra de los fotógrafos malditos, postergados en los años 1950, 60 y 70? Este peligro podría evitarse con la colaboración de: asociaciones fotográficas, historiadores, comisarios, coleccionistas, galeristas, hemerotecas, fundaciones y muesos de arte contemporáneo. Y el segundo peligro es que el Partido Popular gobierne España a partir del mítico 20-N. Sin duda que todo aquello que suponga una amenaza a mantener viva su encubierta militancia franquista, lo arrancarán de raíz.

miércoles, 22 de junio de 2011

JOAN COLOM EN FOTO COLECTANIA




Joan Colom es uno de los fotógrafos que aún puede dar testimonio de que el NEORREALISMO HISPANO existió, y aún se puede contemplar su obra. Brilla con luz propia en el documentalismo de Catalunya, y no se falta a la verdad si se dice que, Catalunya ha cuidado con esmero de sus fotógrafos, no solamente durante el franquismo, sino en nuestros días. Tanto en el campo de lo público como en lo privado. Foto Colectania es una prueba de ello. Esta fundación en 2009 presentó una exposición con la obra de Rafael Sanz Lobato, nacido en Sevilla y habiendo desarrollado su vocación fotográfica en Madrid. Lobato también es un documentalista, inmerso más en el campo antropológico.

JOAN COLOM Barcelona 1921. Premio Nacional de Fotografía de 2002.


viernes, 22 de abril de 2011

BASTA DE DIVULGAR LA FOTOGRAFÍA EXTRANJERA EN UN MUSEO NACIONAL ESPAÑOL


¿Dónde está la fotografía española de todos los tiempos? El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, tiene todas las asignaturas pendientes en el universo fotográfico. Quizás espere a que comience a funcionar el anunciado Museo de la Imagen en el antiguo edificio de Tabacalera, en el Portillo de Embajadores de Madrid. Pero el Ministerio de Cultura en general y a los museos en particular, les ha faltado vacación y criterio para catalogar y divulgar la fotografía española:

Los fotógrafos documentalistas del NEORREALISMO HISPANO de los años 40 y 50 están sin catalogar y son muy numerosos. En los años 60 y 70, las escuelas de Cataluña, Madrid y Almería, entre otras.

Hay muchos fotógrafos postergados considerados como fotógrafos malditos. Estos artistas fueron documentalistas y creativos que tuvieron la desgracia de haber estado en el lado de los perdedores. Pertenecieron a las agrupaciones fotográficas dependientes de Educación y Descanso (franquismo genuino) u otras organizaciones capitaneadas por caciques homologados con la cultura imperante. Otros han sido francotiradores de la fotografía documental en capitales de provincia; habiendo capturado con sus cámaras la España que otros deseaban ocultar. Nos sorprenderíamos si las fundaciones o entidades públicas, hubieran invertido la mitad de los recursos empleados en divulgar la fotografía extranjera, en divulgar la fotografía española.

No nos podemos dejar deslumbrar por los fotógrafos extranjeros famosos. Su obra se conoce porque se ha divulgado. Intentemos mostrar la obra de los nuestros. De ello son responsables aquellos fotógrafos que tuvieron cierto renombre y ningún interés en que nadie les hiciera sombra. Después los comisarios poco ilustrados y manipulados por aquellos que ponían el dinero, en muchos casos público. También los coleccionistas y galeristas más interesados por el negocio que por la fotografía. En Madrid fotógrafos poco comprometidos con la fotografía y sí muy colaboracionistas con el franquismo. Y como broche de oro, el Ministerio de Cultura y los museos satélites, han renunciado a presentar el movimiento del NEORREALISMO HISPANO, con el mismo ahínco que lo ha hecho Italia con el suyo. Bien es verdad que Cataluña ha sido más cuidadosa con sus fotógrafos.

De estos 1000 trabajos del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, cuántos son españoles, y porqué no se hace una muestra de fotógrafos postergados por el franquismo.





















Rafael Sanz Lobato
Premio Nacional de Fotografía 2011